Lejos.
Si la distancia está en los cuerpos,
yo la conjuro con este abrazo que quiere guardarte,
con estos brazos en los pesa, todavía, tu arrullo;
con estas manos que guardan la memoria
de atar moños
y secar lágrimas,
y guardar tu ropa,
y poner curitas.
Si la distancia está en el tiempo,
yo la conjuro con mi recuerdo
de chupetes y de oleos,
de retos y canciones
y comidas preferidas,
y cumpleaños
y navidades.
El recuerdo digo, grito,
tan feroz y vívido
como la realidad que hoy te mantiene
lejos.
Y entonces,
si no hay distancias ni tiempos,
ni espacios vacíos, ni ausencias,
entonces yo te arrullo en mi recuerdo,
entonces yo te arrullo en mi recuerdo,
y te recuerdo en tus cosas
y estamos juntas en la realidad
como en mis sueños.
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