Algo más sobre el amor.
Oración
Habítame,
penétrame.
Sea tu
sangre una como mi sangre.
Tu boca
entre a mi boca.
Tu corazón
agrande el mío hasta estallar.
Desgárrame.
Caigas
entera en mis entrañas.
Anden tus
manos en mis manos.
Tus pies
caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme,
árdeme.
Cólmeme tu
dulzura.
Báñeme tu
saliva el paladar.
Estés en mí
como está la madera en el palito.
Que ya no
puedo así, con esta sed
quemándome.
Con esta
sed quemándome.
La soledad,
sus cuervos, sus perros, sus pedazos.
Ausencia de amor
Cómo será
pregunto.
Cómo será
tocarte a mi costado.
Ando de
loco por el aire
que ando
que no ando.
Cómo será
acostarme
en tu país
de pechos tan lejano.
Ando de
pobrecristo a tu recuerdo
clavado,
reclavado.
Será ya
como sea.
Tal vez me
estalle el cuerpo todo
lo que he
esperado
Me comerás
entonces dulcemente
pedazo por
pedazo.
Seré lo que
debiera.
Tu pie. Tu
mano.
Gotán
Esa mujer
se parecía a la palabra nunca,
una especie
de olvido donde guardar los ojos,
esa mujer
se me instalaba en el costado izquierdo.
Atención
atención yo gritaba atención
pero ella
invadía como el amor, como la noche,
las últimas
señales que hice para el otoño
se
acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.
Dentro de
mí estallaron ruidos secos,
caían a
pedazos la furia, la tristeza,
la señora
llovía dulcemente
sobre mis
huesos parados en la soledad.
Cuando se
fue yo tiritaba como un condenado,
con un
cuchillo brusco me maté
voy a pasar
toda la muerte tendido con su nombre,
él moverá
mi boca por la última vez.
Fábricas de amor
Y construí
tu rostro.
Con
adivinaciones del amor, construía tu rostro
en los
lejanos patios de la infancia.
Albañil con
vergüenza,
yo me
oculté del mundo para tallar tu imagen,
para darte
la voz,
para poner
dulzura en tu saliva.
Cuántas
veces temblé
apenas si
cubierto por la luz del verano
mientras te
describía por mi sangre.
Pura mía,
estás hecha
de cuántas estaciones
y tu gracia
desciende como cuántos crepúsculos.
Cuántas de
mis jornadas inventaron tus manos.
Qué infinito
de besos contra la soledad
hunde tus
pasos en el polvo.
Yo te
oficié, te recité por los caminos,
escribí
todos tus nombres al fondo de mi sombra,
te hice un
sitio en mi lecho,
te amé,
estela invisible, noche a noche.
Así fue que
cantaron los silencios.
Años y años
trabajé para hacerte
antes de
oír un solo sonido de tu alma.

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