Me gustan las palabras.
Me gusta su música, su sentido, su silencio, su peso.
Guardo, comparto y a veces escribo textos o ideas que me inspiran.

Coordino talleres de lectura y escritura.
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flopiesteva@gmail.com

domingo, 8 de septiembre de 2013

Literatura del yo y ropa.




El miércoles empezó el taller de literatura del yo en Casiopea BA. Es el tercer taller que doy en este local de ropa devenido, cada tanto, en espacio para las letras. Sus dueñas, mis amigas Rosario García Balcarce y su hermana Cármen, se animaron a mezclar ropa y literatura. El arte está en donde lo veamos y en Casiopea BA está en los diseños, los colores, la ambientación, y ahora también en los talleres.

Comparto acá la programación de la primera clase y los textos que leímos.



TALLER DE LITERATURA DEL YO.

Primer encuentro

Empezamos sacando una palabra. Cada uno tenía que escribir una o dos oraciones a partir  de a esa palabra y leer una de las frases sobre escritura del yo (del apunte que les adjunto)  que contiene un aspecto importante en relación a la escritura del yo.

Después hicimos un “Inventario” … a partir de una receta para inventariarse. Algo así como:

Soy : una parte del cuerpo,
Soy: adverbio de tiempo,
Soy: adverbio de lugar.

Obviamente, íbamos recordando clases de palabras (nadie está obligado a conocerlas) y el papel iba dando la vuelta para que todos completáramos una oración. Así … todos quedamos “fragmentados” en distintos papeles y hablamos sobre esto de que el fragmento es la única forma posible de narrarnos.

El que guardé yo quedó así:

Soy esta columna vertebral que se eleva,
esta primavera que estalla, 
este aquí, este afuera que sorprende.
Soy un acordeón que se estira y se encoje, 
soy romántica, indefectiblemente.
Soy preguntar, oír.

El que nos sirvió de modelo, así:

Soy esta piel que se gasta, este ayer sobre mis huesos, 
Este ahí, 
Este atrás del que me olvido.

Soy esta tierra, soy tierra y brote,
soy todavía, también, quizás.
Soy cielo, silencio y grito.
Soy piedra, gota, labrar.


Después sintetizamos las características más importantes de la literatura del yo, que están en el texto “Algunos apuntes para entender ….”, bastante aburrido pero tal vez necesario. Un brevísimo punteo de las características de este tipo de literatura es:

- Se escribe como si fuera verdad (no hay una pretensión de inventar algo nuevo, sino, a lo sumo de describir mi mirada sobre tal o cual hecho)

- El autor y el narrador coinciden. En las novelas o cuentos, el autor, ej: Kafka crea un narrador en tercera persona para contar la historia de Gregorio Samsa. Esto pasa también (y es más evidente ) en las novelas escritas en primera persona, por ejemplo Gulliver en Los viajes de Gulliver, que no es más que un personaje inventado por el autor (Swift) para contar la historia.

- Tiene distintos formatos y soportes. En relación a los primeros  …. Autobiografías, memorias, cartas, crónicas; diarios personales; relatos …. En relación a los segundos: cartas, blogs, diarios. Es bueno distinguir entre formatos y soportes porque son dos categorías que pueden incluirse  (un diario puede llevarse en un blog) pero no dejan de ser distintas.

- En lo que hace a la literatura del yo es FUNDAMENTAL distinguir lo IMPORTANTE de lo significativo. Por ejemplo, sin duda que el nacimiento de un hijo es importante para una persona y es interesante que quiera narrarlo. Pero no es interesante si lo cuenta de una manera mecánica y despojada de una visión de los detalles significativos: olores, sonidos, palabras no dichas o dichas a medias … el tacto,…. y no (por supuesto el nombre y apellido del obstetra y la partera.

- Finalmente: la literatura del yo ofrece una gran libertad: puedo escribir de lo que quiero, como quiero, desde donde quiero.

- Lo que podemos hacer en un taller de estas características es dar consignas de escritura y señalar estrategias para escribir mejor (de una manera más interesante o poética si se quiere), leer otras experiencias de literatura del yo y buscar la propia voz.


Al final, hablamos sobre los momentos en que cada uno escribe y leímos un artículo muy preciso sobre la descripción de Alejandra Laurencich, una escritora argentina con mucha experiencia en coordinación de talleres. En el artículo se habla sobre qué es lo fundamental a la hora de describir, cómo poner en foco en lo significativo, cuáles son los errores más comunes. No lo tengo en versión digital, así que se los llevo el miércoles.

La tarea para la semana tiene dos aspectos:

1. Hacerse de un cuadernito para llevar encima los próximos días. Vale para anotar todo: palabras sueltas, impresiones, … lo que sea.
2. Escribir un texto a partir de dos palabras que sacamos de una bolsa. Algunas fueron: guitarra - candado. Verde-fiesta, abrir-manta.




Acá, los textos sobre los que trabajamos.



Algunos apuntes para entender a qué llamamos Literatura del yo.

Definir qué es literatura del yo representa un doble problema. En primer lugar, es por lo menos difícil determinar qué cosa NO es literatura del yo por cuanto todo, aún la ficción abiertamente declarada, nace del yo narrador o el yo poeta. En segundo lugar, porque nos enfrentamos nuevamente a la problemática cuestión de la clasificación genérica.
Ciertamente, la categorización de los textos en lo que conocemos como géneros es una discusión que los especialistas sostienen hace mucho tiempo con dudosos resultados. Los textos no siempre responden con exactitud a las medidas de determinado género (no tienen por qué hacerlo). Felizmente, la mayor parte de las veces es posible encontrar una serie de elementos que, presentes en otros textos, nos hacen pensar –como un modo de organizar la información - en un algún grupo o categoría. En este sentido, los textos que aparecen asociados a la llamada literatura del yo presentan una serie de elementos que se repiten a lo largo de esta serie:

  • una coincidencia entre el narrador o poeta y el autor, entre el sujeto de la enunciación y el objeto de la misma.
  • un registro subjetivo, cargado muchas veces de una gran afectividad,
  • y cierta voluntad de narrar o expresar hechos o impresiones que se presentan como ciertas o reales.
  • la elección del tipo de discurso: prosa o poesía, por ejemplo,
  • el empleo de la primera o la tercera persona en la construcción del relato,
  • y el tipo de texto elegido dentro de la categoría de prosa (autobiografía, memorias, diario personal, crónicas …)


Otras cuestiones, sin embargo, son mucho más variables como:


En relación a este último punto, conviene distinguir y caracterizar algunos de estos tipos.
Entendemos por autobiografía la narración retrospectiva que un individuo real hace de su propia existencia con el propósito de subrayar la constitución y el desarrollo de su personalidad; o -más sintéticamente- : aquel escrito donde el autor cuenta su propia vida. Llamamos memorias a aquellos textos en los que el autor narra acontecimientos ocurridos durante su vida y en los que ha participado directa o indirectamente. Aunque emparentados, estos dos tipos textuales se distinguen en el enfoque que el autor hace del relato: mientras que en la autobiografía el autor se concentra en su propia historia desde su nacimiento hasta el tiempo presente, en las memorias refiere lo sucedido a su alrededor en una época determinada de su vida.
Otros textos que podemos asociar a la literatura del yo son las cartas, las declaraciones y las crónicas, en la versión menos pautada de este tipo de escritura. En todos los casos estamos, en palabras del crítico Wolfgang Kayser, frente a textos donde "la propia observación y la vivencia personal proporcionan el asunto al poeta"[1].
Kafka, Proust, Joyce, Mansfield, Faulkner y Woolf, son los grandes representantes de este tipo de literatura durante el siglo XIX. En el ámbito local la lista es muy variada: desde Sarmiento, Belgrano, Cané o Lucio V. Mansilla hasta Ernesto Sábato, Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo, Adolfo Bioy Casares, Julio Cortázar, María Rosa Lojo, Baldomero Fernandez Moreno, Vicente Barbieri, entre otros.
Actualmente, el fenómeno de los blogs que ha erosionado los mecanismos de consagración del mundo literario, representa el exponente más contemporáneo de la literatura del yo.
Un factor fundamental a tener en cuenta a la hora de analizar este tipo de textos es en qué medida el yo (como sujeto organizador del relato) es real o mero artificio. El problema, claro, no es menor por cuanto pone un signo de interrogación a lo que cada lector entiende por LITERATURA.

Fuentes consultadas:
Kohan, Silvia Adela. Escribir sobre uno mismo. Buenos Aires, Alba Editorial: 2002
Diccionario literario, disponible en:
Glosario de narratología, disponible en:


[1]


Frases literatura del yo.


… Aun cuando la intención de veracidad sea sincera y los hechos narrados rigurosamente exactos, lo que no siempre es así, sigue existiendo el obstáculo de la autenticidad de las fuentes, de los criterios interpretativos y de las turbulencias de sentido propios a toda construcción verbal 

Juan José Saer. El concepto de ficción



Una proposición, por no ser ficticia, no es automáticamente verdadera.

Saer. El concepto de ficción



Entre otras cosas, escribo para que no suceda lo que temo; para que lo que me hiere no sea; para alejar lo malo. Se ha dicho que el poeta es el gran terapeuta. En este sentido, el quehacer poético implicaría exorcizar, conjurar y, además, reparar. Escribir un poema es reparar la herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos.

Alejandra Pizarnik



Del ovillo enmarañado de la memoria, de los nudos ciegos, tiro de un hilo que me parece suelto.
Lo libero poco a poco, con miedo de que se deshaga entre mis dedos

José Saramago, Las pequeñas memorias



¿No es el fragmento el único modo posible de hablar de la propia autobiografía? Hablar de uno mismo es dividirse en dos, uno que narra al otro: somos y no somos nosotros. Son dos yoes que no han convivido ni en el tiempo ni en el espacio. Escribir la propia autobiografía es siempre una verdad a medias; una ficción".

Hélène Cixous.



Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico…

Jorge Luis Borges, El hacedor.




Espero poder confiar plenamente en ti como nunca antes he podido hacerlo en alguien, y espero seas para mí un gran apoyo y consuelo.  

Ana Frank, Diario de Ana Frank. 


Escribo en acrobáticas y aéreas piruetas, escribo porque deseo hablar profundamente. Aunque escribir sólo me esté dando la gran medida del silencio... 

La densa selva de palabras envuelve sólidamente lo que siento y vivo, y transforma todo lo que soy en algo mío que está fuera de mí.

He venido a escribirte. Es decir, a ser

No puedo resumirme porque no se puede sumar una silla y dos manzanas. Yo soy una silla y dos manzanas. Y no me sumo.

Clarice Lispector. Agua Viva 



La finalidad de todo artista es detener el movimiento que es la vida, por medios artificiales y mantenerlo fijo de suerte que cien años después, cuando un extraño lo contemple, vuelva a moverse en virtud de qué es la vida. Puesto que el hombre es mortal, la única inmortalidad que le es posible es dejar tras de sí algo que sea inmortal porque siempre se moverá. Esa es la manera que tiene el artista de escribir "Yo estuve aquí" en el muro de la desaparición final e irrevocable que algún día tendrá que sufrir.

William Faulkner



Cuando pienso que todo me falla, que la vida o es más que un teatro absurdo sobre el viento armado, sé que la palabra siempre está ahí, dispuesta a devolverme la fé en mí misma y en el mundo. Esta necesidad constructiva por la que escribo se encuentra íntimamente relacionada a mi necesidad de amor: escribo para reinventarme y para reinventar el mundo, para convencerme de que todo lo que amo es eterno"

Rosario Ferré. La cocina de la escritura.


Para vivir tenemos que narrarnos: somos un producto de nuestra imaginación. Nuestra memoria, en realidad es un invento, un cuento que vamos reescribiendo cada día (lo que recuerdo hoy de mi infancia no es lo que recordaba hace veinte anos) lo que quiere decir que nuestra identidad es ficcional, puesto que se basa en la memoria. Y sin esa imaginación que completa y reconstruye nuestro pasado y que le otorga al caos de la vida una apariencia de sentido, la existencia sería enloquecedora e insoportable, puro ruido y furia."

Rosa Montero, La ridícula idea de no volver a verte.


2 comentarios:

  1. Qué maravilla este post, Flor.
    Cuánto material para leer. Mandale saludos a las Casiopeas y al Negro, que imagino es el único varón.
    Lo voy a leer detenidamente.
    Besos.

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  2. Gracias Mire!!! siempre levantando el ánimo bloggero>

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